"Durante los dos meses siguientes, estuve haciendo el amor con la prima de
Izumi tan apasionadamente que parecía que se me fuera a fundir el cerebro. No íbamos nunca al cine, no salíamos nunca a pasear. Jamás hablábamos de nada. Ni de literatura ni de música ni de la vida ni de la guerra ni de la revolución. Sólo hacíamos el amor. Algo sí debíamos decir, claro. Pero no me acuerdo de qué. Lo único que recuerdo son imágenes precisas, concretas. El reloj despertador junto a la almohada, la cortina que colgaba de la ventana, el teléfono negro sobra la mesa, la fotografía del calendario, sus ropas tiradas por el suelo. Y el olor de su piel, y su voz. Jamás le pregunté nada y ella tampoco me preguntó nada a mi...."
Haruki Murakami
Sobre todo, el olor de su piel.
2 comentarios:
Tu blog está de huevos.
Hola Perro Laico, gracias y bienvenido...por cierto, a mi tampoco se me da la tolerancia, prefiero el sentimiento extremo y abrupto para con los otros, en fin, pura víscera.
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