16/03/08

ACTO FALLIDO No. 10 (parte 1)

Hacía más de tres semanas que ELLA había llegado a un hostal del centro. El viaje fue planeado por una necesidad de escaparse de aquel hombre que, ya para entonces, le había arrebatado algo que ella llamaba "independencia", poco después se daría cuenta que era amor y el amor era cosa bastante complicada en esos momentos. ELLA no tenía la intención de encontrar amigos durante su recorrido, sin embargo no pudo evitar entablar largas charlas con los jóvenes que pasaban por el hostal. A veces lograba sentirse a gusto con uno que otro huésped, pero cuando al fin se sentía en confianza, ellos o ELLA tenían que partir para continuar su viaje, viaje que la mayoría de las veces, carecía de un final lo bastante claro, como para tener la certeza de volverse a encontrar en el camino.
Una calurosa noche de verano, ELLA salió al patio a tomar el fresco. Esa era una de sus actividades favoritas. Junto a los camastros de reposo, había un pequeño jardín sembrado con "huele de noche" y algunos árboles frutales. ELLA se quedó largo rato contemplando la penumbra, los pensamientos que la asaltaban eran lentos y confusos, como gordas orugas que se desplazaban de un lugar a otro sin rumbo fijo. De pronto, el sonido de una mecha encendiéndose la sobresalto, miró en todas direcciones tratando de encontrar el origen del sonido, sin embargo, lo único que pudo percibir fue olor a tabaco. Con cierta vergüenza, se puso de pie y se encamino hacia su recámara, la soledad de la noche había sido violada, por lo que ya no merecía la pena seguir ahí exponiendo su silencio. Cuando estaba a punto de retirarse sintió sobre su espalda el peso de una mirada, su estómago se apretó en un sobresalto, como por instinto, volteó violentamente. ÉL estaba tras ELLA, la miraba fijamente sin expresión alguna. Permanecieron unos segundos parados frente a frente sin decir palabra. ÉL dio una larga bocanada a su cigarro...

4 comentarios:

Jesús Mtz dijo...

orale... esta padre el pozt... una pregunta abra una 2da parte?

LO dijo...

Gracias Jesús, ando en eso... ya vendrá.

Anónimo dijo...

Usted no me conoce y no hacen falta presentaciones. Un poco por mi falta de clase y otro poco porque vengo a criticar y casi a nadie le gusta saber el nombre de su verdugo. Pero vamos por partes. Primero me encuentro con una prosa limpia pero menuda, tan frágil como las nubes, y me da pena no saber ver figuritas en las nubes, y recuerdo ahora mismo a las niñas encantadas con los caracoles y las estrellas de algodón y creo que usted es una niña de estas de las que le hablo o, tal vez, las nubes están tan hinchadas que pronto lloverá una oración atronadora, una al menos, quien sabe. Luego viene el problema con las mayúsculas gratuitas, vamos, que con mayúsculas no se crean personajes; al grano, no hay personajes, solo una estela desvaneciéndose, nubes que quiere que convierta en personajes o en botellas de vino blanco (“electricidad pura” decía Joyce) pero mi imaginación dejó de ser tan fértil, yo solo veo sus nubes blancas, solo veo orugas transparentes o fantasmas de orugas, es mas, veo la breve y sospechosa sombra del fantasma de una oruga—no me pregunte como le hice para ver la sombra de un fantasma, porque no lo se—y ni siquiera me asuntan. Si, fantasmas de nubes o nubes desvaneciéndose en un cielo tan blanco que si bostezo más de una vez las niñas de mi pasado comprenderán y trataran de sacar sus papalotes y me dirán: Ey tu, el verdugo de niñas, el patán sin clase, el corto de imaginación ¿sabes a donde se fue el sol? Entonces yo les diré que nunca lo supe y que por eso me quede mirando las nubes como tarado (que acepto ser) esperando que una de ellas dejara de ser nube y yo un desconocido.

LO dijo...

Madio, agradecida completamente con la crítica que me haces, que si los verdugos aderezaran la estocada como tú lo has hecho, no cabría más remedio que bienvenir a la muerte.