JUNIO 1955
Aparentemente cada cosa tiene su sustituto. Sustitución que se sucede infinitamente. Yo creo que nada se reemplaza.
En este momento estoy escribiendo sobre la mesita de un café. A intervalos imprecisos suspendo la pérdida de líquido tinta para compensarla mediante líquido té. Sé que es una sustitución irrazonable. No cuerda. Pero no es lo que yo quiero expresar. Intento fijar este momento in-sus-ti-tu-i-ble.
Mañana podré estar acá de nuevo haciendo y pensando LOMISMO. Pero nada se igualará a esta inefable presencia angustiosamente temporal.
Ella tenía entonces 9 años menos que yo.
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